Constanza Llantén
Después de meses, me invitaste a salir. Amablemente, aunque no quisiese, accedí. De alguna manera supuse lo que pasaría.
Me llevaste a uno de mis restaurantes favoritos, nos sentamos en la mesa que daba a la ventana donde llegaba ese tierno y poco cálido luz de invierno en ese lugar tan oscuro.
Llegaron las sopaipillas a la mesa, estaba molesta. No parabas de insistirme en que coma una. Se me hacía un nudo en la garganta de la rabia. Pedí pollo con puré, y en realidad, solo comí el puré ya que no me había gustado como estaba cocinado el pollo. Hasta que tocaste el tema, lo que no estaba siendo tan desagradable se volvió un momento tormentoso y lleno de preguntas sin respuesta. “¿Te falta algo?”, “¿Necesitas atención?”, “Con tu mamá te damos todo”, seguido de tu engatillada decisión de brindar por lo que me destruía y tú alimentabas, mi gran amiga bulimia. No te dije nada, preferí guardar silencio. Preferí ser mejor que tú en ese momento.
Haces lo mejor que puedes y tu infancia no fue de las mejores. No me quisiste llevar de vuelta al auto de mi mamá por capricho, no querías verla, me hiciste caminar por un lugar que no conocía. Y por si te lo preguntaste alguna vez, si, llegué bien. Yo también hago lo mejor que puedo para ti, para que por fin algo que hago te guste. Todos los deportes habidos por haber, notas destacables siempre, hasta cosas de mi personalidad solo para escuchar un “muy bien hija”, “estoy orgulloso”.
Pero, te perdono, sé que no eran las palabras ni tus intenciones. Aprecio tu esfuerzo y sé que lo lamentas aunque te sea sumamente difícil hablarlo. Nunca he escuchado un perdón salir de tu boca pero sé cuanto lo sientes.
Y aunque quisiera, no te puedo castigar toda la vida por no ser como yo esperaba y quería. Recuerdo que de más chica, al mirar como eran los otros papás solo quería que fueses como ellos y me frustraba que no fueras así, pero ahora, me doy cuenta que nunca lo necesité. Crecí con esa rabia, y es momento de soltar.
No es de mis cosas favoritas ni verte ni hablarte pero espero que con el tiempo, regreses.
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