Francisca Salazar, 3º medio
La música es una forma de expresión, es sentimiento, la música comunica, nos ayuda a conectar con un público, una persona, un sentimiento. También nos acerca, nos transporta en el tiempo, pasado, presente y futuro. Nos une con seres queridos, personas ya conocidas y personas nuevas; nos pone en sintonía con los que tenemos cerca, con los que se encuentran lejos y con los que ya no están.
Mamá pone su música a todo volumen mientras canta sin parar, siempre llamó mi atención la forma en la que es capaz de escuchar las mismas canciones una y otra vez durante días, semanas e incluso meses, esto puede sonar reiterativo e incluso algo molesto, sobre todo el hecho de que todos los días sin falta repetía la misma canción junto a otras a las que mi oído ya estaba acostumbrado, esa canción de Natalia Lafourcade que dice "Yo te llevo dentro, hasta la raíz y por más que crezca, vas a estar aquí..."
A mi parecer una muy linda canción, pero aún así a veces me preguntaba porqué era tanta la insistencia de mi madre en escucharla sin parar. Entonces un día la curiosidad me ganó y pregunté: Mamá, ¿por qué siempre escuchas esta canción?, a lo que ella respondió con un relato, de esos a los que estoy tan acostumbrada a escuchar cada vez que hablo con ella.
"En el trabajo pongo música a las personas que trato, esta canción se convirtió en una de las favoritas de un paciente, el señor Raddatz, siempre se alegra cuando escuchamos música juntos y cantamos mientras realizo mi labor, ayudando a mejorar su salud, mientras programo los monitores y comienzo con su terapia. Esta canción me recuerda a él, su alegría y como me agradece luego de terminar su tratamiento y por brindarle una experiencia más grata. Hace un tiempo, el señor Raddatz dejó de ir a tratamiento, lamentablemente su enfermedad le ganó."
Entonces lo entendí, estas canciones tenían un significado especial para ella, no pude evitar sentir admiración por la devoción que tiene hacia cada uno de sus pacientes y me sorprendió la naturalidad con la que hablaba sobre el fin de la vida, con un tono nostálgico pero sin caer en melancolía, por el contrario, atesoraba cada recuerdo obtenido con alegría.
Es la razón por la que también quiero ser así, quiero dejar de conformarme solo con escuchar sus relatos y experimentar por mi misma el sentimiento de poder ayudar, quiero tener esa vocación de sanar a las personas y a su vez hacerlas sentir acompañadas en el proceso, aún sabiendo que eventualmente se irán.
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