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Talento

Pablo Antonio Gabriel Astete Cabrera, 4to Medio


Un odio, un desamor, una dependencia y una liberación. Todo me lo enseñaste, desarmándome en partes y volviendo a unir mi salvación, mi voz, mi palabra, un torpe trazo. Y eran cosas sin importancia, un borrón en una esquina y mil errores que parecían inexistentes ante la aceleración, la caricia, la emoción de ser el creador de ti.


Entrando en años más difíciles, siempre te tuve a ti, en todo momento, al alcance de mis dedos, de mis ojos, de las sensaciones, una sola línea y todo problema del mundo desaparecería en el garabato más insignificante.


Con el paso del tiempo, comencé a ahogarme, a sentir tu presión, la obligación de mantenerte como MI lugar seguro, de que así debía ser. comencé a hartarme de que se te mirase más que a mi propia existencia, me estabas consumiendo, casi como si fuese ese mi objetivo para de alguna forma poder demostrarle a todos los demás lo importante que eras para mí, que eras mi llamado.


Dibujo tras dibujo, papel tras papel, me perdí voluntariamente en ti. ¿Pero sencillamente qué diferencia hay en fin? ¿Eres tu quien hace mi persona? ¿O es que no era mi persona quien te hacia a ti? parte de mí, o mi ser entero... ¿y qué diferencia había? después de todo, ¿Qué sería yo sin ti, si el único valor que alguna vez se me dio fue tu presencia?


y fue allí, unos años después, en que me di cuenta de la relación que otros tenían contigo y me sentí abandonado, traicionado, una farsa, traicioné no solo a quienes te elogiaron sino a mí mismo al no ser nada más que un farsante bañado en halagos que iba poco a poco sintiendo el trago amargo caer lentamente, gota a gota, por el nudo en que se había convertido su garganta... eso era; la conciencia de la propia mediocridad


Comencé a temerte, a hacer temblar mi mano mientras la obligación de mantenerme atado a ti cuando debía mostrarte a alguien más, y a su vez la caricia, el orgullo sincero y emoción de ser el creador de ti se peleaban interminablemente. ¿Para quién estoy haciendo todo esto?


¿Y cuál es la obsesión de separarte de mí ser? sí, la obsesión, la obsesión de mantenerte tan cerca de mi hasta el punto de hacerte ajeno, para poder pensar así que hay más en mí que solo el mediocre talento a palabras, escondido, inmostrable, asumido. Y eran cosas sin importancia, unos borrones en una esquina y unas lágrimas que parecían derretir la tinta llevándose con ella mis errores.


¿No es al final esta simplemente mi relación conmigo mismo y lo que considero mi valor como persona? ¿mi pase a sentir merecer el estar aquí? y sentí apuro, me sentí atrás, sudoroso, derrotado, frío, muerto y más vivo que nunca a su vez mientras desesperadamente recorría las páginas en blanco llenas de rayones sin paciencia alguna, sin importancia ni siquiera para mí mismo, corriendo y corriendo en esta gran carrera en la que solo competíamos yo con mis inexistentes horas de sueño, lápiz, papel, borrar, frío, sudoroso, lágrimas derritiendo la tinta, error, error mediocridad, un falso talento y...


...y me detuve un instante. Me detuve y sin siquiera pensarlo tomé el peor lápiz posible mientras me disponía a dibujar sin borrar una sola línea; trazos tensos, chuecos, sin pensar, mil errores que parecían desaparecer ante la emoción de poder hacer de una hoja en blanco una idea, y lo mejor de todo, sin importancia alguna.



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