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Salud Paleolítica en Monte Verde

Benjamín Gonzales, Bastián Cabrera. IV Medio.


Abstract:


A partir de nuestra salida a Monte Verde, nos interesó la vida del hombre paleolítico en relación a su asentamiento y su interacción con el espacio, más específicamente en relación con las adversidades que amenazaron con su salud, como enfermedades o lesiones físicas más específicamente.


From our trip to Monte Verde, we were interested in the life of the paleolithic man in relation to his settlement and his interaction with space, more specifically in relation to the adversities that threatened his health, such as illnesses or physical injuries more specifically.


Tesis:


Creemos que los antiguos habitantes monteverdinos eran capaces de solventar sus propias lesiones o enfermedades a pesar de no contar con mayores funciones cognitivas o de razonamiento abstracto debido a las limitantes de la era tan primitiva del cual se encontraban. Recabamos diversas fuentes con la función de complementarse y dar lugar a un trabajo más completo, aunque no menos exento de especulaciones o inferencias debido a en gran parte, el carácter obscuro y poco explorado de los años de vida de Monte Verde. Por estas razones tuvimos que aplicar ciertas metodologías que ahondan en una extrapolación de lo que sabemos o podemos obtener del registro de otros grupos humanos, más específicamente de aquellos que habitaron o siguen habitando el continente americano hasta nuestros tiempos. Ante lo anteriormente señalado estimo conveniente que entiendan a este trabajo no como una generalización, sino más bien como una aproximación de los hechos.

Palabras clave­: Salud, Enfermedad, Lesiones, Monte Verde


Investigación:


Antes de abordar el tema principal hay que poner en contexto las circunstancias en las cuales llegaron estos pueblos “pioneros”. Llegaron hacia aproximadamente 14.800 años, terminando la última gran era glacial gracias al auge sostenido de las temperaturas globales, transformando los biomas y climas de todas las regiones del mundo. Esto propició un lugar más que apto para la adaptación humana en el bosque sureño templado y húmedo como nosotros en la actualidad conocemos. Posterior a la adaptación se erigiría el asentamiento, con el uso de palos y tablas de los árboles del bosque, aunque no moraban permanentemente en estos sitios, ya que su estilo de vida se basaba en uno dedicado a la recolección y en menor medida caza o carroña de animales significando tener que recorrer varios kilómetros a pie para conseguir alimento y además pieles para el abrigo. Esto sabiéndose por los restos arqueológicos del lugar como puntas de lanza, boleadoras y herramientas para cavar. Solo regresaban a estos lugares en ciertas temporadas, ósea que en resumen, se clasifican como semi nómades.


Debido a la constante exploración que hacían alrededor de la intemperie como método de subsistencia, era mucho más probable exponerse a peligros que comprometieran su integridad, de las cuales podemos inferir que eran en su mayoría por traumatismos, enfermedades y hambre. Sobre el traumatismo es probable que se debían a cazas incidentales de animales, aunque no sería la mayor causa debido a que los animales que cazaban en la zona eran de carácter más bien pacífico y como las Paleollamas y Gonfoterios, cuales además se extinguieron por la sobre caza de estos. Podríamos contar la violencia intrahumana, aunque en general no se han visto demasiados registros de violencia en la era Paleolítica debido a la poca densidad de población y la relación entre costo y beneficio a la hora de enfrentarse “bélicamente”. En el caso de las enfermedades en su mayoría eran de carácter infeccioso, pero no se esparcían directamente entre los humanos ya que como se ha dicho anteriormente la densidad poblacional del mundo era bastante baja y en el caso de Monto Verde, las bandas cazadoras-recolectoras solían ser de pequeños grupos de 30 más o menos. Las mayores causas según nuestras búsquedas eran por el contacto con animales infectados debido a la caza o consumo de sus carnes posterior a la caza, recolección y consumo de carroña e ingesta de frutos no aptos.


Las enfermedades que afectaban a los monteverdinos pudieron ser las más comunes del paleolítico como Salmonelosis, provocada por la bacteria de la salmonela, que se produce por ingerir alimentos o agua contaminados afectando principalmente a personas con bajos sistemas inmunes. Sus síntomas incluían diarrea, fiebre y vómito y pudo haber sido de carácter mortal. La Anquilostomiasis, enfermedad parasitaria que se produce en gran parte por caminar descalzo en suelo contaminado (cabe destacar que no usaban calzado). Sus síntomas afectan principalmente al intestino provocando dolor estomacal y erupciones en la piel. Como punto extra, nosotros descartamos enfermedades que seguramente no correspondieron a la realidad de Monte Verde como por ejemplo la malaria o la enfermedad de Chagas, debido a que son provenientes del trópico. Otras enfermedades no consideradas serían las no infecciosas como la diabetes o tipos de cáncer, ya que ha habido fuentes que indican que estas no se hicieron comunes hasta recién transcurrido el Neolítico.


Sin embargo, ante la dolencia física el ser humano siempre ha buscado formas de solventarlo desde antes que existiera una concepción de la existencia de micro organismo o el desarrollo de la ciencia. Entre los métodos más populares se encuentran el uso de plantas con fines medicinales, cuál es una práctica extremadamente común en toda la América indígena gracias a la experiencia en su propio ambiente natural. Y Monte Verde parece no ser la excepción ya que se ha detectado una estructura de forma cóncava provista de herramientas confeccionadas que dan a entender a los arqueólogos expertos que no se trata precisamente de una vivienda, y a nuestro modo de ver podría ser el equivalente paleolítico de un consultorio. La evidencia que refuerza esto es la presencia de restos de plantas de distinto tipo que según el sitio oficial de la Fundación Monte Verde corresponden a las mismas plantas usadas por los Mapuche (Huilliches).


Es probable que durante los siguientes milenios los monte verdinos, gracias a las generaciones de experiencia y adaptabilidad adquiridas habrían llegado a ser capaces de proveerse de medicinas naturales para sanar o calmar distintos males, identificando el estímulo sensorial del dolor físico como la señal de un desequilibrio. También las herramientas encontradas en el sitio pueden ser un indicio de que estas personas practicaban operaciones quirúrgicas pero la verdad es que es lo que menos se puede asegurarse. Aunque podría ser probable que hubiera un trasfondo religioso si es que usaban estas plantas, ya que por ejemplo, en varias culturas ha habido alguna autoridad “chamánica” que las manejaba y era experto en ellas. Es también probable que el “ensayo y error” de los monte verdinos sea la fuente de validez generacional para el conocimiento de todos los chamanes de toda cultura que habitó y sigue habitando este rincón occidental que linda con la cordillera hacía el oriente y el mar pacifico hacia el poniente.


Tal vez todos los párrafos escritos anteriormente hayan palpado solamente en el terreno de la incertidumbre y la inferencia. Quizá sea un ejercicio de pensamiento falaz que no corresponde a los antiguos ancestros del sur silvestre. Pero no cabe ni una duda que hubo un grupo de seres que en algún momento entendió su entorno recién descubierto como un espacio gigantesco del cual proveerse todo lo que necesitaran. Y todo con el fin de protegerse de ese mal cual a veces es invisible y estrangula la vida silenciosamente o a veces sorprende súbitamente con horror al despellejarla, que también es tan antiquísima como la entropía cósmica y es mejor amiga de la muerte. La perturbación de nuestro cuerpo.


Bibliografía:


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