Valentina Córdova
Para Mamá:
‘’eres todos los colores con su máxima intensidad.’’
El amor; palabra de complejo significado, amplio uso y libre sentimiento. Amor, exquisita magia de la que todos hemos vivido de distintas formas y colores. Pero, este concepto puede cambiar. El significado de esta palabra varía en las personas, muchos lo pueden ver como un sentimiento, o un vínculo, incluso como algo que no existe y que solo es parte de nuestra mente... También puede cambiar según nuestras experiencias de vida, y en especial las de nuestra infancia, como la película ‘’Efecto mariposa’’ donde el protagonista puede cambiar su futuro a través de sus recuerdos de la niñez, es bien curioso ya que, aunque la película puede resultar mega bizarra, nos despierta una nueva reflexión: nuestra infancia nos retrata la vida, y al igual que la vida, nuestra visión del amor. Puede que a algunas personas no les haga sentido, puede que a otras si, y personalmente, me hace totalmente sentido.
Pati Rosas, nacida en el 84, Palenense, segunda hermana de cuatro, cabellera larga y dorada, ojos verdes y de mirada dulce como el caramelo. Vivió hasta los cinco años con sus abuelos (Solano y Lala) en un inmenso campo de 400 hectáreas en Palena, lugar frio y lejano al sur de Chile, aquí Pati vivió sus mejores años de infancia junto a su hermana mayor, Cecilia.
Aproximadamente en 1990, mi abuela (Meme) le dice a Solano que Pati tiene que entrar a la escuela, un viejo internado en Chaitén donde la soledad predominaba en el aire. La pequeña, se fue a vivir a Chaitén, en una casa poco segura, llena de grietas y sin piso. Pati de 6 años entró a primero básico, y de aquí solo podía ir a su casa (con sus abuelos) los fines de semana, en vacaciones de invierno y verano; los mejores de su infancia. Felices y calurosos veranos se vivían en Palena, llenos de felicidad y asados en familia junto a los tíos de Argentina y Palena, los primos, su hermana y abuelos. Aquí la niña de cabellos dorados se sentía segura y protegida, la vida era linda.
1989, la Meme se casa y concibe una hija, Andrea; una pequeña malcriada, que nunca trató bien a su hermana mayor. En 1993, Pati se va a vivir a Puerto Montt, lugar del que pocos recuerdos tiene, pero recuerda haber tenido una vecina, Eliana Chávez, que le daba comida para poder alimentar a la familia, ya que no eran adinerados. Pati se fue a vivir a Puerto Montt a causa del trabajo de su padrastro, Marcelo, quien siempre la trató mal por no ser su hija. Este año Pati, de 9 años, no tuvo educación, no se pudo matricular en una escuela, por lo tanto, se quedó en casa. La relación con su madre y padrastro era terrible y tenía poco
contacto con su hermana Cecilia.
A pesar de haber convivido con gente así, mi mamá siempre fue una persona muy dulce, una persona que le gustaba ayudar a los demás y que siempre estuvo para el resto. Estas cualidades se las enseñó su abuelo-papá Solano, un hombre alto y fuerte, que podía parecer muy duro y serio por fuera pero que por dentro era un dulce, ese hombre de campo que se despierta a las 5 de la mañana a ordeñar vacas y trabajar en lo que viniera de la temporada. Este hombre iluminaba la vida su ‘’Ratón’’, Solano le enseñó a ver la belleza en lo simple de la vida, a aprender a vivir con lo que tenían y amar el campo y a los animales. Lala, en comparación, era una mujer más reservada que, acorde a la época, mantenía un perfil bajo, a pesar de esto siempre se preocupó por el bienestar de sus nietas cumpliendo el rol de madre que les hacía falta.
Mamá nunca pidió explicaciones a los maltratos de su madre, a pesar de ser pequeña, ella podía entender que la Meme igual lo pasaba mal en ese hogar, vivía con un esposo machista al que había que servirle el plato más grande, el que tenía ‘’mayor poder’’ en la familia, que podía dejar de hablarle por semanas a su esposa sin explicación, en simples palabras, un patriarca. Mamá siempre entendió esto como la forma en la que NO había que vivir, la situación en la que se encontraba esa familia evangélica no era sana y ella siempre se dió cuenta, sabía que esa no era la forma en la que quería formar una vida.
En la adolescencia, Pati conoció a un gran amor, a mi papá, Leonel, mayor que ella y dentista, con Leo estuvieron juntos hasta 2017. Se fueron a vivir juntos en Chaitén a penas mi mamá terminó 4to Medio y aquí vivieron por muy poco tiempo. Luego, en 2005, se fueron a vivir a Concepción donde yo nací, aquí fue donde (según mi mamá) Pati conoció al gran amor de su vida, su pequeña Valentina Belén. Mi mamá, a sus cortos 21 años, tomó las riendas de su vida, imaginando un gran futuro para su familia. Mamá siempre supo las cosas que debía hacer y las que no, tenía clara la relación que había tenido en la infancia con su madre y no quiso repetirlo. Agradezco que mamá sea de las personas que evolucionan, esas que, si las pasan a traer, no pasan a traer al resto, esas personas que son capaces de ver más allá de lo que conocieron y que no caen en la misma mierda que otras personas.
Con sus objetivos claros, Pati crió a su hija de la mejor forma que pudo, era mamá primeriza y había mucho de ensayo y error, hasta el día de hoy, como todos, es un humano y los humanos cometemos errores. En 2008 la pequeña familia llegó a Puerto Montt donde se instalan hasta el día de hoy. La pequeña Valentinita entró a medio mayor, Pati iba a preuniversitario y Leo trabajaba en ortodoncia hasta tarde.
La verdad fuimos una familia feliz, agradezco no haber tenido grandes problemas intrafamiliares, la persona que soy hoy en día se debe a esta linda mini-familia que me ama incondicionalmente. Pero, tras la disfuncionalidad de pareja sucedió lo que es el gran temor de los hijos; la separación. No fue un proceso difícil, para nada, en ese tiempo no tenía una gran relación con mi papá, lo que de alguna forma hizo que el hecho de que se tuviera que ir a vivir a otro lugar no fuera complicado. A pesar de lo que muchas veces lleva a la separación, mis padres hoy en día se quieren mucho, yo creo que por siempre podrán ser amigos, nunca se llevaron mal y nunca tuvieron una discusión fuerte.
Desde este punto he vivido sola con la Pati, creo que mejor compañera no podría tener, ambas con nuestros defectos, pero felices. Agradezco a la vida por darme a la mejor persona que he conocido, la que me crió, la que me mostró la vida, la que me formó como persona y la que me ama sin condiciones. Creo fielmente que mi mamá siempre supo cuáles eran las cosas que no quería replicar del pasado, lo veo reflejado desde el afecto físico hasta la libertad que me da en tomar mis propias decisiones. Mamá no fue una adolescente que fue a pijamadas, o que podía pololear, o leer (si, leer), siempre tuvo una vida muy restringida, que no la dejó encontrarse a sí misma, aprender sobre temas innovadores o encontrar un hobbie. Ese no fue mi caso, desde muy pequeña me enseñó a ser yo misma, a vestirme como me gustaba (aunque resulte muy, pero muy mal), a bailar a cantar, a expresar mis emociones, a liberarme y poder vivir lo que a ella no le permitieron. Ahora que crecí y he madurado, me puedo dar cuenta de que mi mamá hizo todo lo que estaba a su alcance para hacerme feliz, para que esté bien y que no me falte nada en esta vida. Yo aquí veo el amor, el amor de madre, ese que es incondicional y que te perseguirá hasta el infinito y más allá, lo puedo ver en sus ojos cuando me mira, esa mirada de orgullo con la que se dice así misma: lo logré, logré hacer de mi hija esta persona, que se desarrolla, que es creativa, que siempre intenta mirar hacia adelante, que no se reprime y que siempre intentará sacarte una sonrisa. Puedo ver en sus ojos lo orgullosa que está de mí y de ella misma, que logró salir adelante y ver hacia el futuro, a pesar de los monstruos del pasado.
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